ÚLTIMOS JUEGOS EN EL JARDÍN DEL DESEO
A Giselle.Siempre.
Triste y solitario está el jardín del Deseo.
M. Tena
-Nunca.
Tu voz de diamante, directa
al corazón, partiéndolo en dos
de una limpia cuchillada.
-Sal de mi sueño.
Tu voz de piedra cayendo despiadada
para sellar mi tumba.
El frío era glacial; el calor,
asfixiante. Los monstruos miraban
y departían locuaces, bebiendo
a sorbos espaciados
sus gintonics.
Alguien dijo “grotesco”, y la palabra
rodó hasta nuestros pies.
-Sal de mi sueño.
Repetiste entre dientes.
Y la plaza, acogedora y cómplice
en tantas ocasiones, se erizó
como un gato y me arañó furiosa.
A un gesto, te acercaste. -Nunca.
Tus labios eran hierro. Acaricié tu mano
para entrar y habitarte. Crecer
en ti o perderme.
Tu mano abandonada, sin calor, a las mías.
Mi condena. Y su ritual
exacto: Mi sangre dormida, despierta
y enloquece desbordando mi pecho
como una aurora en llamas…
Cuando juré quererte, luminosa o sombría…
Nos sentamos muy juntos. Mi mano
avanzó una caricia que tú no rechazaste.
-¿Harías el amor a un árbol
o a una estatua? –preguntaste una vez.
Y yo, con una mano en tu sexo
y otra intentando forzar las puertas
de tu alma:
-Si el árbol eres tú, ¿es que
lo dudas?
Se acercó un enano a vendernos
un seguro. Los monstruos
sonreían lascivos y ocurrentes…
Uno se levantó. Parecía muy joven.
Hizo un gesto de obscenidad bestial
entre risas que todos corearon
y marchó, hermoso animal lúbrico,
tras una prostituta
adolescente,
hacia el gaznatillo del Amor.
-Sal de mi sueño,
volviste a repetir, sin rechazar mi mano.
-Si salgo de tu sueño -¿era aquella mi voz?-
me llevaré tus ojos, y tus labios,
y tu pelo… Todo cuanto te di
para que me soñaras…
-Me quedaré sin ojos, y sin labios,
y sin pelo… Dejaré de existir.
Pero sal de mi sueño…
Juan Sevillano
A juzgar por el texto y la imagen el Jardín del Deseo era un anexo a la Belleza.
ResponderEliminarFascinante, transparente y oscuro a la vez, inquietante, perverso, casi diabólico juego amoroso, amor soñado e imposible. El escenario y asunto remiten a Goya, El Bosco, Borges, Carlos Fuentes, Hitchcock y tantos creadores de mundos reales pero imposibles, de fantasías que aterran por su caracter real, de locuras cotidianas que nos reafirman y asustan a la par.
ResponderEliminarEl autor de este Pygmalión rechazado por su amada, que prefiere la muerte o su anulación antes que entregarse a su creador, merece mi más sincera felicitación por esta joya de la poesía amatoria. Amor, sueño y locura sin límites, en versos cortos pero a la vez extensos, transparentes pero sombríos, llenos de cordura e insania, de grandeza y de libertad.